lundi 2 juillet 2018

LIBERTETA / Expo Cathy BURGHI / Centro Cultural Kavlin

En la variedad infinita de formas del zoológico humano existen momentos donde lo bizarro encuentra su máxima expresión. Yo diría que no hay campo más fértil para la manifestación de lo grotesco que los cuerpos humanos. Esto sucede cuando el cuerpo se vuelve tan para sí mismo, tan dueño de sí mismo, tan narcisista, que entra en un tornillo en una dimensión sin vuelta, donde paradójicamente, deja de tener un dueño específico, ser de determinada persona, y abandona su alma detrás de un ideal de belleza que la mayoría de las veces parece ser sacado de un muñeco de plástico de 20 centímetros de altura.

La inutilidad alcanza su máxima potencia con sacrificios constantes, con un gasto de tiempo y de energía inconmensurables. Es el cuerpo inflable al borde de su resistencia superficial, de dentro hacia fuera, pero también de afuera hacia adentro. Puro objeto de un proyecto de placer que se presenta de la forma más pudorosa posible, este cuerpo grita delante del espejo "Me ama, I’ve saved my builded body!”.

Bizarro es estar de moda. Bizarro es ser normal. Bizarro es existir para ser el ser visto. Y Liberteta no es bizarra. Liberteta es un cuerpo-máquina hecho a partir de arreglos combinatorios de los engranajes de la felicidad de ser y estar en un cuerpo femenino. Liberteta es sexy porque es divertida. Es atractivo porque es muy feliz vagando sobre la masa hecha de los exuberantes y recatados cuerpos huecos de los consumidores de cuerpos huecos. A éstos, intenta alegrarles la vida con lluvia de la dulce y cálida leche materna que chorrea abundantemente a cada giro completo de su cuerpo mutable. Es fuerte porque se auto reproduce y se multiplica a cada golpe sufrido. Es hermosa porque es libre y porque sabe transformar el ruido flojo de los golpes de los cuerpos vacíos entre sí, en música. Y es esa canción que Liberteta nos invita a bailar. ¡Entonces bailemos como ella, con ella, entre nosotros, con nuestros honestos y amorosos cuerpos presentes!  


Diego de los Campos

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